Día 10 de octubre...
Día 30 de caminata...
Al entrar en Santiago encontramos la rúa San Pedro en obras, con lo cual una parte de la magia también estaba en obras...
Aún así la luz se colaba entre las calles con fuerza,
regaba el pavimento
inundaba las pupilas
llenaba de calor las ropas y alegraba los escasos verdes de las escasas flores con que Compostela adorna sus calles...
Todo es conocido y reconocido por el peregrino que encuentra y se reencuentra con su ciudad,
se palpa intensamente la existencia de dos mundos, el del habitante compostelano que va a su bola (exactamente igual que ocurre en las demás ciudades que atraviesa el camino) y el jubiloso, especial, delicado, intenso y diferente sentir de los que llevan varios dias, semanas o meses esperando alcanzar esta meta.
Cuando detengo mis pasos se apodera de mi el frío y la incertidumbre...
Quizá debo hacer un pequeño fuego y quemar mis ropas y mis pertenencias...
Quizá no deba nunca dejar de caminar, porque posiblemente sería el fin...
Es posible que mañana decida seguir caminando hasta el mar...
Ultreia!!!
Y cuando llegue a la orilla no me detenga,
me sumerja en el agua y prosiga nadando hasta que las fuerzas me abandonen...
Y si sobrevivo,
dejar que la marea me arrastre.
Y si me conduce de nuevo a tierra...
seguiré caminando.
Y si el destino dice que el destino está en el mar
permaneceré inmóvil tanto tiempo como pueda
hasta ser alimento de los peces y de las aves marinas...
sería una fusión perfecta...
una alquimia no esperada...
un final extraño...
un principio mágico ..
ResponderEliminareso es lo que ha sido